domingo, 14 de septiembre de 2014

Capítulo 3 (Segunda temporada)

Blas me miró analizando las últimas palabras que había soltado por mi boca. No decía nada y se concentraba en procesar las palabras en su mente, o eso creo. Hasta que pasados unos minutos, o quizá segundos infinitos, sin articular palabra me abrazó.

Blas: eres lo más bonito que tengo, de verdad.
Yo sonreí pegada a su cuello, pensaba totalmente igual sobre él.
Ana: ¿Pensabas que me iba a alejar de ti por eso? –me separo de él-.
Blas: no, pero… es un tema, ya sabes, delicado por así decirlo.
Ana: -niego con la cabeza y le doy un beso- con nosotros no puede un tema delicado.

(…)

Había pasado una semana y teníamos que volver a Barcelona lo antes posible para que Miriam y yo pudiésemos volver a clase, ella ya estaba recuperado, únicamente había sido un golpe sin mucha importancia en la cabeza. Yo por mi lado había llamado a la escuela de fotografía para explicar todo lo que había pasado y me respondieron lo mejor posible, que volviese lo antes posible pero que no pasaba nada puesto que el accidente había salido en todos los medios de comunicación.
Ya era el día de volverse a Barcelona, y probablemente no sucedería ningún contratiempo que nos hiciera quedarnos en Madrid unos días más, y así, cogiendo días de aquí y de allí quedarnos semanas enteras, ahora no era así, tocaba volver.
En la estación nos estábamos despidiendo de los chicos y nos subimos al AVE mientras dejábamos a nuestra nueva familia en Madrid, pero por muy poco tiempo.

(…)

Los días iban pasando en Barcelona y cada día hablaba con Blas, con Carlos hacía Skype casi todos los viernes, lo habíamos denominado “Viernes de Skype”, era como estar con él.
Era Noviembre y empezaba a hacer un frío que te congela los huesos, yo volvía de las clases cuando empecé a sentirme demasiado cansada y me senté en el primer banco que encontré, y en el momento que me sentaba mi móvil empezó a sonar.

*Conexión telefónica*

X: ¡Hola bonita!
Ana: hola amor –sonrío inevitablemente-.
Blas: ¿Cómo estás?
Ana: bien, volviendo de clase e intentando llegar a casa sin acabar siendo un cubito ¿Y tú? ¿Qué tal?
Blas: -sentí como soltaba una pequeña risa- estábamos reunidos los cinco con una productora y demás.
Ana: ¿Cómo va el tema del disco?
Blas: bien, la verdad que no esperaba que fuese tan bien. –escucho que lo llama David- amor, te dejo que tengo que volver a entrar.
Ana: vale cielo, un beso.
Blas: ¡Te amo!

*fin de conexión telefónica*

Me volví a levantar del banco y llegué a casa, “tengo que volver a ir al médico” me puse como nota mental llame a mi doctor para pedir hora y me metí a la ducha. Cuando salí Miriam ya había llegado y estaba preparando la cena.

Ana: vaya, hoy estas generosa ¿No?
Miriam: si, es que a veces me dan venazos.
Ana: ya veo ya. ¿Qué preparas?
Miriam: pues mira, creo que me comeré yo todo esto por desagradecida de la vida –me dice intentando hacer la ofendida-.
Ana: ay me tendré que ir a cenar con Antonio José mija –le digo en tono de telenovela sudamericana para hacer drama-.
Miriam: ves no más, déjame sola con mi virgensita que me cuida desde allá –señala hacía arriba-.
Ana: la concha tu madre desagradecida.

Y en un abrir y cerrar de ojos estamos llorando las dos de la risa, a más no poder por las tonterías que acabábamos de soltar por la boca.
Cenamos y nos sentamos en el sofá a ver la televisión aunque poca cosa daban.

Miriam: ¿Echas de menos a Blas?
Ana: -dejo de pasar de canal y la miro- Miriam… ¿Qué pregunta es esa? –ella se encoge de hombros- ¿Echas tu me nos a Álvaro?
Miriam: -me mira- ¡Pues claro!
Ana: pues lo mismo digo, cariño. Vaya preguntas…

Pasó el fin de semana, la verdad es que no hacíamos mucho, y cuando llegó el lunes yo tuve que ir al doctor. En la sala de espera me aburría mucho, muchísimo y cuando escuche mi nombre casi lloro de la alegría. Me levanté y entre a la consulta.
Me siento en una silla frente al doctor.

Doctor: hombre Ana, ¿Qué te trae por aquí? Nos veíamos en seis meses ¿No?
Ana: sí Guillermo, pero verás, cómo dijiste que si me sentía cansada o falta de apetito viniese, aquí estoy.
Guillermo: ah, así que es eso… ¿Cuánto hace más o menos que sientes eso?
Ana: hace unas semanas, pero el viernes pasado volvía a casa y me sentí demasiado cansada, tanto que si seguía me caía.
Guillermo: la medicación fue bien ¿cierto?
Ana: sí, fenomenal…
Guillermo: la cosa sería empezar  a mirar por quimioterapias…
Ana: ¿Pero no hay más opciones?
Guillermo: ya las hemos probado todas…
Ana: ya… ¿Pero cuando se empezarían?
Guillermo: a ver, de momento yo dejaría un año de margen, que dentro de lo tuyo es poco, pero de aquí un año, si no ha cambiado todo miraríamos de dejarlo más tiempo.
Ana: genial, pero de aquí un año yo ya no viviré aquí, me iré a Madrid.
Guillermo: no te preocupes, lo puedes hacer allí también.
Ana: ah bueno, me quedo más tranquila –obviamente no quiero tener que volver aquí para esto-.
Guillermo: mira, vuelve de aquí tres meses –me da un papel con el día y hora y para volver- y así hacemos un seguimiento ¿Sí?
Ana: genial.
Guillermo: -me extiende la mano y yo se la doy- un placer volver a verte –dice con su sonrisa tan blanca que deslumbra-.

Yo salgo de la consulta y vuelvo a casa en metro porque de verdad esta haciendo mucho frío y cuando llego me pongo a estudiar.

Va pasando el tiempo y juro que se me pasa demasiado lento, aunque a Miriam también le pasa así que no soy yo la loca.
Y llegó Navidad, de verdad detestaba esto, no estar con los chicos, no tener a Blas ahí para poder abrazarle y sobre todo no poder, celebrar de algunas forma que les conocí.
Estas fechas hace un año para mí fueron sumamente importantes, felices y tristes, aunque pasó lo que pasó y ahora ya esta todo bien.
Miriam y yo estamos colocando los adornos de Navidad cuando tocan a la puerta.

Miriam: voy yo –se levanta y va hacía la entrada-.
Escucho un grito que es digno de haber visto un muerto y se me cae la bola que iba a poner en el árbol, ¿Qué cojones? Voy corriendo a la entrada y me quedo más que de piedra, parece que una fuerza magnética me tiene pegada al suelo y me comprime por dentro. No puedo creer que las personas que están ahí de pie, sean ellos. Mi familia.

Ana: Blas. –digo como puedo-.
Ellos se reían y Blas me cogió fuerte y me abrazo.
Blas: ¿Qué pasó amor? –dice sonriendo-.
Ana: no espera, no es real ¿No?
Carlos: pues no intentes matarme que te quedas sin Carlos.
Ana: ¡Dios! ¿Pero qué hacéis aquí?
Carlos: venir a pasar la Navidad con vosotras, creo yo. Sí ¿No?
Ana: ¡Tienes un puto septum! Yo eso no lo había visto.
Carlos: ya es que me lo hice el Sabado y hoy tocaba Viernes de Skype que ha pasado a ser “Viernes juntos”
Ana: yo os amo, en serio.
Miro a Blas, él me mira feliz, con una gran sonrisa y lo abrazo.
Ana: te he echado mucho de menos.
Blas: y yo amor, créeme –me da un beso en la cabeza-.
Miriam: ¿Y Carlos, David y Marta?
Álvaro: no han podido venir, bueno, David se iba a Granada y Marta con él y Dani con su familia.
Ana: tener primas para esto… -digo bromeando-.
X: ¿Tener primas para qué? –escucho a Marta y la veo aparecer entre las puertas del ascensor sonriendo.
Yo me abrazo a ella, malditos sean. También están David y Dani. Los saludo a todo igual que Miriam y entramos.

Carlos: ¡Si estáis poniendo el árbol!
Dani: ahora lo puede acabar Carlos, tiene una extraña afición a poner bolas.
David: las que él no tiene.
Carlos le tira una bola del árbol a David.
Carlos: calla idiota.

No paraba de reír, les había echado mucho de menos, pero el problema era ¿Dónde nos íbamos a meter tantas personas?

Ana: a ver… para dormir yo creo que podríais –me cortan-.
David: tenemos un colchón hinchable y todo, si queréis.
Álvaro: claro, pensamos en todo.
Miriam: entonces arreglado ¿No? Álvaro conmigo, Blas con Ana, dos en la habitación que nos sobra, y dos en el colchón.
Marta: pues David y yo en la habitación.
Carlos: es que ellos necesitan intimidad –levanta y baja las cejas rápido-.
Todos nos reímos y empiezan  a colocar sus cosas. Blas y yo vamos a mi habitación y el deja la maleta y se sienta la cama y yo me siento encima suyo.

Ana: gracias amor –le doy un beso-.
Blas: -me sonríe- no las des. Fue idea de todos –sonríe-.
Ana: ¿Cuánto os quedaréis?
Blas: en realidad no lo sabemos, hasta cuando os vaya bien a vosotras.
Ana: cuando queráis, como si os queréis quedar aquí un mes. Por mí…
Blas: y por mí… como si no vuelvo a Madrid.
Ana: -sonrío- pensaba que no te vería hasta verano.
Blas: de todas formas estaba planeando venir un fin de semana ¿eh? Estar allí sin ti es difícil.
Ana: y si te digo yo lo difícil que es tenerte allí, a ti, a ellos,  a mi prima…
Él me abraza fuerte. A veces pienso que somos muy cursis pero esto es lo que hace el amor. Nos quedamos un rato abrazados, sin decir nada, porque no hace falta. Teniéndole presente a él, sólo con sentir que esta conmigo me sobra el mundo.

Decidimos salir a cenar, y para arreglarnos es el caos. Un baño para ocho personas… aunque esta yendo bastante bien, pensaba que sería más caos.
Una vez termino voy al comedor y veo que el árbol esta acabado, con tanto ajetreo no tenía ni idea de quién lo había hecho.

David: ¿Te gusta como ha quedado? –dice mientras se sienta a mi lado-
Ana: -sonrío- ¿Has sido tú?
David: y Carlos.
Ana: -me río- Carlos no podía faltar, ¡Por Dios!
David: -se ríe- ha madurado…
Ana: ¿Sí?
David: … no –empieza a reír- en realidad es genial así.
Ana: es demasiado genial, sí…
David: ¿Tú como estas?
Ana: super feliz de que estéis todos aquí, no nos lo esperábamos –sonrío-.
David me abraza fuerte con su gran sonrisa, él es así, feliz.
David: nosotros estamos también muy felices de estar aquí. Se os echa de menos por Madrid ¿Eh?
Ana: ¿Sí? –me río- nosotras os echamos muchísimo de menos también…
David: ¿Cómo llevas el no estar con Blas?
Ana: -lo miro, me parece raro que David este hablando de este tema conmigo, nunca antes lo había hecho. Me encojo de hombros- lo llevo. Es muy complicado pero bueno…
David: él lo pasa mal…
Miro hacía otro lado que no sea la cara de David.
Ana: -suspiro- dejemos el tema, por favor. Ahora estáis aquí y no quiero pasarlo mal pensando que os vais a ir y otra vez voy a esta sin él, y él sin mí.
David: te ama y no lo va a dejar de hacer, sólo quiero que lo sepas y que esté bien tranquila ¿Sí?
Ana: -asiento con la cabeza porque si articulo palabra puede ser que las piscinas de mis ojos se descontrolen-.
Él me abraza. Después nos vamos todos a cenar a un restaurante.




Holi genteeee:) Ya vuelvo, ya vuelvooooo!! Intentaré subir capítulo siempre que pueda, mañana empiezo la clases y tal pero lo intentaré, ya he recuperado mi inspiración y tengo ideas para dar y regalar, a veces sólo hace falta un parón, llevaba 4 años escribiendo fanfics y reventé.
Espero que os haya gustado el capítulo, que lo comentéis (Blogger, Twitter, Ask) y que os quiero mucho guapos/as! Jaaaa!! Besotes enormes y cuidaros!!♥
PD: he perdido los Twitters de la gente que avisaba, si queréis que vuelva a avisaros únicamente volver a pedirlo :)