martes, 28 de enero de 2014

Capitulo 25

Veo como Blas se va, raro. No sé por qué se va con esa cara. Vuelvo al salón y me quedo ahí con Marta y Miriam. Les explico todo lo que ha pasado en el pueblo y ellas me explican que aquí en Madrid no han hecho mucho más que ir a casa de David todos a hacerles de ocupas.

(…)

Ya es Miércoles. Esta noche es el concierto de los chicos y no nos han dicho que nombre se han puesto aún. Con Blas… creo que todo va bien, pero no he hablado con él desde el Domingo, no me ha hablado por whatsapp, ni me ha llamado, yo sí lo hago pero no contesta. Tampoco he insistido mucho porque supongo que estará demasiado estresado con esto del concierto, cuando lo vea hoy intentaré hablar con él.
Estamos en el coche de Marta yendo a una sala de conciertos donde actuaran. Cuando llegamos hay alguna gente allí, son fans. Creo. ¡Pero si no tienen ni nombre! ¿Esto qué es? En fin. Marta dice nuestro nombre en la puerta y pasamos las tres directamente a la zona de camerinos y entramos en el que están ellos. Nada más entrar les miro por segundos las caras que tienen, madre mía, nerviosos creo que no es adecuado para su estado de ánimo ¿Hay algo que supere a nervioso?

Dani: ¡Estoy como una moto! ¡Que nervios!

Sí, según Dani “Estar como una moto” es estar nervioso. Él y sus formas de hablar.
David se levanta y abraza a Marta, Álvaro hace lo mismo con Miriam y… ¿Blas? Esta sentando y ni si quiera nos ha mirado cuando hemos entrado. ¿Qué pasa? Veo que Carlos se acerca a mi.

Carlos: loquis, necesito chocolate. Tengo unos nervios…
Ana: ¡Tranquilo! Seguro que todo sale bien –le sonrío intentando calmar sus nervios-.
Carlos: ay, eso espero. Porque si no… Magi nos ha dicho que este concierto puede ser clave para lanzarnos a la música o quedarnos en el intento y estoy que no puedo con mi vida.
Ana: pero… -lanzarse a la música, madre mía- no te preocupes. Si lo hacéis muy bien, no sé de que te preocupas –lo cojo de los hombros y lo zarandeo un poco para que se tranquilice, miro a Blas y vuelvo a mirar a Carlos- tranquilízate.
Carlos: -mira a Blas y me mira a mí, me abraza para hablarme al oído- está muy nervioso, mucho.
Ana: -hago lo mismo que hace él, lo abrazo- no me ha llamado, ni hablado por whatsapp, ni contestado estos días.
Carlos: -se separa un poco de mí y me mira con una cara de ¿Sorprendido?- ¿Ah, no?
Ana: -niego con la cabeza- y ahora parece que ni si quiera haya entrado por la puerta, ¿Ana? ¿Quién es esa?
Carlos: -se ríe- pero, yo no sabía nada de esto, loquis.
Ana: -me encojo de hombros porque no sé que decirle-.
Carlos: ves a hablar con él, pero esta muy nervioso ¿Eh? –me dice como advirtiéndome de que no espere obtener grandes respuestas-.

Y sin decirle nada a Carlos me separo de él, y voy hacía el sofá donde esta Blas sentado y me pongo en frente suyo, pero ni si quiera sube la mirada para mirarme. ¿En serio? Me siento a su lado. No sé que esta pasando.

Ana: Blas…
Blas: -levanta la mirada y me mira e intenta sonreírme-.
Por fin le veo la cara, pero ¿Qué veo? Creo que lleva más maquillaje que yo. ¿Qué sonrisa es esa? La más forzada nunca vista.
Ana: ¿Qué pasa?
Blas: -niega con la cabeza al mismo tiempo que cierra los ojos y lo abre- nada.
Ana: ¿Te acuerdas de mí? Me llamo Ana y creo que tengo como pareja a un chico que se llama Blas –pregunto y digo irónicamente-.
Blas: -baja la mirada-.
Ana: ¿Qué pasa cielo? –le toco el brazo, está nervioso pero también triste ¿Por qué? Me pregunto una y otra vez-.
Blas: ven.

Me coge de la mano y salimos de lo que es el camerino, vamos por los pasillos y veo a  Magí, gente de sonido. Son pocas personas que trabajan allí pero en este momento es como si no hubiese nadie para mí, sólo quiero saber que pasa. Después de recorrer unos cuatro pasillo salimos a la puerta que da a la calle, donde hay dos personas acabando de fumar y saludan a Blas, supongo que serán alguien de sonido o algo, ni idea.

Blas: -se para en seco y me pone en frente suyo, me mira y no dice nada-.
Ana: ¿Qué te pasa? Me lo dices ya o esperamos a… no sé ¿Qué caiga un meteorito?
Blas: Ana…no, no estés irónica. Esta siendo difícil para mí.
Ana: ¿El qué? ¿Qué es difícil? -¿Difícil? No entiendo que quiere decir y estoy respondiendo de mala manera-.
Le observo y veo que no sabe bien para donde mirar, me mira a mí, luego pasa la vista al suelo, luego a su derecha y finalmente clava su mirada en mis ojos, suspira.
Ana: ¿Y?
Blas: que tengo miedo, Ana. Bueno no es eso propiamente dicho “miedo”, pero es algo así.
Ana: ¿Miedo? –suelto yo medio irónicamente, aunque no quiero que sea así-.
Blas: -suspira largo y tendido- mira, sé que tenemos posibilidades de hacer de Auryn algo grande –
Ana: ¿Auryn? –le pregunto interrumpiéndole la frase-.
Blas: es el nombre que nos hemos puesto como grupo. Ya te explicaré por qué. Pero sé que podemos llegar lejos, Magí nos lo ha dicho, y ahí hay productores a quienes le interesamos mucho. Y… no quiero convertirme en el típico ídolo adolescente que le acosan diez mil fans porque quiero una vida normal ¿Sabes? Y lo que más me preocupa es poner nuestra relación en peligro.
Ana: -lo miro y realmente no sé que decir, sigo mirándolo unos segundos más y él me mira muy atento sin decir palabra, yo también le tengo miedo a eso…- pero es tu sueño, triunfar en la música ¿No?
Blas: sí…
Ana: ¿Pues? Nada más importa –sonrío-.
Blas: ah, ¿No importa nuestra relación?
Ana: sí, pero no tiene porque influir.
Blas: -vuelve a mirar hacía el suelo-.
Ana: -le levanto la mirada- ¿Por eso no me has hablado estos días? ¿Tenías esa preocupación?
Blas: …sí.
Ana: sal ahí y canta como tú sabes, no te preocupes por lo nuestro, porque es nuestro y de nadie más.
Blas: de nadie más… -repite y me abraza-.
Le abrazo, noto como me abraza fuerte incluso tanto que creo que me salen los pulmones por la boca pero no le digo nada. Esta preocupado por esto, si él supiera que a lo que más le temo yo es que se lancen bien fuerte a la música y por eso tener que alejarme o cambiar nuestra relación. Pero es su sueño, esto. Y le voy a apoyar, tampoco tiene porque influir en nuestra vida privada.
Viene Magí.

Magí: Blas, ahí que prepararse ya.
Blas: -me da un beso en la cabeza  y se separa de mí, mira a Magí- vamos.
Camino tras ellos hacía el camerino, entramos.
Magí: chicas, tenéis que salir fuera ahora vais con él –nos señala un hombre del staff- y os pone delante del todo.
Antes de salir del camerino veo sus caras y son un cuadro, están muy nerviosos. Salimos del camerino deseándoles suerte a los chicos, aunque yo sé que les va a salir perfecto. Tienen mucho talento y dónde se ponga esto que se quite lo demás.
El chico del Staff que se llama Jorge nos lleva hacía la sala, dónde esta la gente, son como unas 100 personas. Nos pone al lado del escenario delante de una pequeña valla que no separa ni un metro del escenario al público. Aun me sigo preguntando por qué “Auryn” y repitiendo en mi cabeza “No tiene porque influir”. Estoy feliz, feliz por ellos porque sé que es lo que más quieren aunque tengan miedo.

Marta: ¡Esta lleno!
Ana: sí –sonrío-.
Miriam: es demasiado genial que tanta gente vaya a escucharlos ¿No?
Marta: sí, lo es.
Noto que a Marta tampoco le gusta mucho esto.
Ana: -la miro- ¿Tampoco?
Marta: para nada.
Ana: -me río-.
Miriam: vaya dos –se ríe-.

Una chica de primera fila nos llama.

Chica: ¡Perdonad!
Nos giramos.
Marta: dime.
Chica: ¿Por qué estáis ahí?
Ana: -miro a Marta-.
Marta: -me mira-.
Miriam: -me mira-.
Ana: pues… porque mi hermano es dueño de la sala.
Chica: ¡Ah! Yo pensaba que eráis amigas de ellos.
Marta: les conoces poco –sonríe-.

Nos volvemos a girar.

Ana: ¿Cómo tienen así fans de repente?
Marta: cuando tú te fuiste, todo empezó a funcionar como un motor a toda prisa. Se hicieron Twitter y subieron algunos vídeos a youtube, y de ahí…
Ana: -la que no se entera de nada soy yo- ¿Ah sí?
Marta: sí… y luego ya empezaron a buscar nombre que lo aclararon el otro día ¿Sabes?
Ana: ¿Y por qué Auryn? Si tiene el mismo nombre que algo de una película.

Se apagan las luces. Ahora entiendo porque Blas tiene tanto “miedo” a que se lancen a lo grande. Anda que me explica cosas así. Nadie grita y cuando vuelven a encenderse las luces ellos están ahí, cantando. Sonríen y a la vez les noto el pánico en sus caras pero lo están haciendo muy bien y a medida que pasa el concierto se van soltando y disfrutan. Blas me mira en más de una ocasión y me sonríe, estoy muy feliz por él aunque en mi cabeza no para de repetirse ese “No, no tiene que influir” en bastantes ocasiones. La gente disfruta de su música.
Al acabar el concierto nos vamos hacía los camerinos. Y al ratito entran los chicos con Magí.
Como no, Carlos entra eufórico y creo que no salta por controlarse un poco pero ganas no le faltan.

Carlos: ¡Subidon loquiiiiis! ¡Que genial!
Blas entra con una sonrisa de oreja a oreja y viene directo a mí y me abraza. Me abraza fuerte y yo sólo sonrío.
Blas: he disfrutado muchísimo.
Ana: lo has hecho muy bien –sonrío-.
Blas: ¿Te ha gustado?
Ana: ¡Claro! Siempre me gusta tu voz, cielo.
Carlos: -se acerca a nosotros- mi loquis ¿¡Cómo me ha salido!? Que tú eres sincera –me dice un tanto eufórico-.
Ana: genial, os ha salido genial a todos.
Carlos: ¡Me encanta todo!
Álvaro: ahora esta en plan hippie.
Carlos: eh –lo mira con cara de “¿Te mato?”-.
Dani: nos ha salido bastante bien ¿No?
Miriam: ¡Muy bien! A mi me ha gustado mucho –sonríe-.
David: y ver las sonrisas en la cara de la gente ha sido lo mejor…
Carlos: ¡Siiiiii! –seguía eufórico-.
Marta: Carlos, porfavor –se ríe-.
Carlos: ¿Qué? ¡Estoy eufórico! –dice riendo-.
Ana: no lo jures hijo mío… oye… y ¿Por qué yo no sabía que ya teníais fans y todo?
Todos se miran entre todos y acaban mirando a Blas.
Blas: -se encoje de hombres- nunca salió el tema…
Ana: ¿Y Auryn por qué? Esque creo que soy la única que no lo sabe.
Álvaro: porque buscamos y buscamos nombres y al final nos salió Auryn por “La historia interminable” que es el amuleto, y así ya llevamos el amuleto que nos da suerte.
Ana: ah, buena idea en realidad –me río-.
Entra Magí.
Magí: chicos ¿Queréis algo de comer?
Carlos: ¡Sí! –sigue eufórico, madre mía-.
Magí: os invito a cenar.

Total, que cada uno se va para su casa a ducharse y arreglarse y quedamos en casa de David, que es donde nos pilla a todos cerca y de ahí vamos a cenar. Lo pasamos bien, reímos y reímos durante toda la noche, estar con ellos es la alegría.

(…)

Estamos en casa Miriam, Marta y yo, son las seis de la tarde y estamos viendo una película cutre pero esque en la calle hace demasiada calor. Ya han pasado tres días desde que los chicos hicieron el concierto concierto y ahora Blas no ha estado raro. Están en una reunión con Magí, de repente me suena el móvil.

*conexión telefónica*

Ana: ¿Quién?
X: ¡Amor!
Ana: hola, cielo. ¿Qué pasa?
Blas: veniros a mi casa, estamos todos aquí.
Ana: claro, ahora vamos.
Blas: vale mi niña.
Ana: ¿Todo bien en la reunión?
Blas: sí, sí. Pero venir ya, va.
Ana: ¿A qué se deben tantas prisas? –le pregunto yo toda extrañada-.
Blas: que te quiero ver.
Ana: -¿Por qué este hombre es tan amor? ¿Por qué? Sonrío- ahora vamos. Te amo.
Blas: yo más.

*Fin de conexión telefónica*

Marta y Miriam me miran muy atentas esperando a que les explique que me ha dicho Blas.

Ana: sólo quieren que vayamos para casa de Blas ¿Eh? –me río-.
Cambian la cara de golpe.
Marta: yo pensaba que te había dicho algo de reunión.
Ana: que va.
Miriam: bueno, pues vamos ¿No?
Ana: sí, sí.

En casa de Blas.

Blas: escuchar una cosa.
Todos le miran.
Dani: ¿Qué pasa?
Blas: que Ana no se entere de nada de lo que hemos hablado hoy en la reunión.
Carlos: ¿Por qué?
Blas: porque no.
David: yo tampoco quiero que Marta se entere aún.
Álvaro: ni yo que lo haga Miriam.
Blas: ¿Me entendéis?
David: yo sí. Marta en más de una ocasión me ha dicho que le da cosita esto de que lancemos.
Blas: por eso mismo, no lo asumimos nosotros así que yo creo que lo mejor es esperar un tiempo.
Carlos: pues yo no lo veo así ¿Eh? Se van a cabrear, veréis.
Álvaro: no, mejor nos callamos un tiempo.
Dani: yo estoy con Carlos, eh.
Blas: no hay nada cerrado, y hasta que no tengamos nada seguro mejor no decir nada.
David: yo estoy totalmente de acuerdo.
Carlos: bueno, bueno. Vosotros veréis que hacéis.

Tocan al timbre.

Blas: -mira a Carlos-.
Carlos: soy una tumba.


Blas va abrir la puerta.


Aquí tenéis otro, espero que os guste!! Y comentar que tal por Twitter o Ask :) un besote a todas las que me leéis :)))))))♥

martes, 21 de enero de 2014

Capitulo 24

Él siempre dice que su madre es su mayor ayuda… Y pienso como lo debió pasar y me da pena, pero bueno, al fin y al cabo es pasado. 
Nos sentamos en la mesa y empezamos a cenar. En familia… ¿Familia? ¿Puedo decir que tengo una familia? Y la tristeza viene a mí y la imagen de mis padres viene con ella. Nunca asumiré aquello pero no queda otra que seguir adelante. Blas se da cuenta de que no estoy hablando y me mira yo le evito la mirada  sigo comiendo. Después cuando acabamos de cenar vamos arriba a dormir, estamos casados del coche y necesitamos dormir, me sorprende que Blas no me pregunté nada del porque estaba así en la cena pero entiendo que esta cansando y quiere dormir.

Al día siguiente nos despertamos tarde y pasamos la mañana con sus padres, comemos y los padres de Blas están durmiendo la siesta.

Blas: ¿Quieres dar una vuelta? –sonríe-.
Ana: sí, claro –sonrío-.
Nos levantamos del sofá y el abuelo de Blas esta viendo la tele, y nos mira.
Blas: abuelo, nos vamos a dar una vuelta.
Abuelo: Vale –dice en tono alto y noto que anda un poquito mal del oído-.
Blas: -le sonríe-.

Salimos de casa, no hay nadie por el pueblo. Me sorprende bastante. Vamos caminando por ahí.

Ana: ¿Y la gente? –me río-.
Blas: -me mira riendo- durmiendo, supongo. Nunca hay nadie fuera de sus casas.
Ana: vaya… que diferente de la ciudad.
Blas: sí, mucho… Aquí desconectas de todo, es bueno.
Ana: sí ya veo… No me llega apenas cobertura –me río-.
Blas: me tienes a mí –me mira y se ríe-.
Ana: -sonrío- que idiota.

Nos sentamos en un banco debajo de un árbol realmente grande que nos da sombra.

Blas: cielo… ¿Qué te pasaba ayer?
Ana: ¿Cuándo? –sé de que me habla-.
Blas: ayer, en la cena… te noté rara… triste.
Ana: -como me conoce, maldito. Lo miro-.
Blas: ¿Qué?
Ana: nada… vi una familia unida y al completo. Bueno casi al completo –recuerdo a su abuela- y… no sé. Ojalá yo siguiese teniendo una familia así.
Blas: y la tienes.
Ana: allí –miro al cielo-.
Blas: y aquí. Todos los que estaban ayer cenando en la mesa, son tu familia.
Ana: -miro a Blas y le sonrío con lagrimas en los ojos-.
Blas: ven aquí –me abraza- lo mío es tuyo, amor. Siempre.
Ana: -le correspondo el abrazo sin decir palabra porque hay veces en las que sobran-.
Blas: ellos te quieren, mi madre sobre todo. Me dice y me repite una y otra vez que no te pierda. Que no deje ir otra vez.
Ana: ¿De verdad? –me río-.
Blas: sí…
Ana: ¿Qué sabe ella?
Blas: ¿De qué?
Ana: de todo lo que pasó.
Blas: -me mira y deja de mirarme y fija la vista en un punto fijo del suelo- todo. Absolutamente todo. Cuando todo pasó yo me vine aquí y… bueno, ya sabes. Todo estaba mal. Ella me apoyaba siempre, y aunque no me repetía lo tonto que había sido en dejarte ir me lo dijo en una ocasión y se me quedó tan mal cuerpo, tan mal ánimo que jamás volvió a hacerlo. Ahora, desde que sabe que estas conmigo me repite una y otra vez que no te deje marchar, que te mantenga a mi lado. Que no merece la pena sufrir por gente que no merece la pena tener, pero contigo sí. Debo hacerlo.
Ana: ¿Por qué merezco la pena? Yo no lo veo así.
Blas: pero eres la única que lo ve así. Mi madre me dijo… -intenta ordenar palabras en su mente-  “Chiqui, si no te quisiera de verdad no habría perdonado lo que hiciste, por mucho que tú lo hicieras por ella, no lo perdonaría. Cuídala. Siempre. Pase lo que pase”. Sé que no merezco volver a estar contigo.
Ana: sí que lo mereces –le cojo la cara y hago que me mire- lo mereces mucho. Porque miraste por mí bien sin pensar en tu mal. Y claro que te quiero, muchísimo, ni te lo imaginas. Nunca vuelvas a decir que no merezco estar contigo, o te pego –suelto una pequeña risa-.
Blas: -sonríe y me da un beso-.
Sus labios son tan suaves…

Después nos levantamos y seguimos caminando. Son las 19:00hrs y volvemos hacia casa. Caminando nos encontramos unas vallas pequeñitas que envuelven una especie de fuente muy bonita y Blas se acerca.

Ana: -le acompaño-.
Blas: -se apoya en la baranda- ahí me caí yo –señala la fuente-.
Ana: -lo miro y me empiezo a reír- ¿En serio?
Blas: sí, no te rías. Me hice daño.
Ana: -sigo riendo-.

Cuando llegamos a casa, en menos de… ¿5 minutos? Estábamos sentados en la mesa y Maria Jesus saca un álbum de fotos de Blas de pequeño. Me voy a reír.

Blas: mamá, no saques eso, por Dios.
Maria Jesus: ay chiqui, si esto es lo más bonito que hay.
Ana: sí, yo lo quiero ver –sonrío-.
Blas: -me mira con cara de “que lista eres”-.
Maria Jesus: mira Ana, aquí es de cuando él era pequeñito.
Yo cojo el álbum y lo abro. Pero por Dios, que monada de niño. Blas se sienta al lado mío y me pasa un brazo por la espalda, yo le pongo una mano en la pierna mientras voy mirando las fotos. Un niño pequeño, muy adorable que en ocasiones sonríe y en otra sale enfadado. Mi Blas. Mi pequeño Blas.
Blas: -me impide que pase una página- mira, mira. En esta foto es cuando me hice daño cuando caí a la fuente.
Ana: -la miro y tiene un chichón importante en la frente- ¡Hala! Pedazo de chichón –me río y le toco la frente-.
Blas: ¿Qué?
Ana: que no lo tienes –me río- pero eso… madre mía debería seguir ahí –me río más-.
Blas: que mala.
Ana: -lo miro y sonrío mientras sigo riéndome-.
Maria Jesus: ¡Miraaaaaaa! –me pasa una foto de Blas en la bañera de pequeño- que adorable eras chiqui…
Blas: lo sigo siendo –se ríe-.
Ana: me encanta la foto, en serio. Que adorable sales.
Blas: -se ríe-.

Nos quedamos ahí viendo fotos, después ayudo a Maria Jesus a hacer la cena y cenamos. Hoy hay fiesta en el pueblo, no sé de qué pero no sé, hay fiesta. Después de cenar nos cambiamos y salimos de la casa. Vamos a la plaza del pueblo y un grupo de gente de unos 20-25 años se nos acercan.

Chico: ¡Blaaaas! ¡Cuánto tiempo amigo!
Blas: ¡Hola Jaime!
Jaime: -le da un abrazo al que Blas corresponde- ¿Cómo estas, tío? ¿Qué tal todo?
Blas: bien, bien. ¿Y tú qué?
Jaime: bien, aquí viendo a la familia.
Blas: ¿Dónde vives ahora?
Jaime: en Alicante, aquí al lado pero ya mañana nos vamos todos –ríe-.
Blas: vaya –ríe-.
Blas saluda al resto del grupo, hay chicos y chicas.
Blas: bueno y ella es Ana, mi novia –dice sonriendo-.
Ana: -sonriendo saludo a todos, son unos ocho y llega una chica que me saluda con desprecio pero quien sabe por qué-.

Nos quedamos un rato ahí con ellos, son todos muy simpáticos. Fueron con Blas al colegio pero después cada uno tomó un rumbo diferente yéndose a las ciudades y dejando Ricote.
Todo me parece tan… ¿Raro? Amigos, familia, amor. Cosas que yo no vivía desde hacía muchísimos años y me han venido todas de golpe. ¿Por qué? Me pregunto una y otra vez.
Después de estar un ratito con ellos nos vamos a dar una vuelta.

Blas: ¿Tienes ganas de caminar?
Ana: -lo miro- depende –sonrío-.
Blas: merece la pena.
Ana: vamos, va.

Caminamos durante un ratito por la montaña y llegamos a un ¿Mirador? Pero parece que aquí ya no viene nadie.

Blas: -se para antes de acercarnos a la baranda y me suelta la mano-.
Ana: -le miro, veo en sus ojos… ¿Dolor?- amor ¿Qué pasa?
Blas: -no me dice nada-.
Ana: Blas ¿Estás bien? –le tocó un hombro-.
Blas: -me mira y mira mi mano ¿Qué le pasa?- sí, sí.
Ana: ¿Qué te ha pasado? –no dejo de mirarle con cara de preocupación-.
Blas: nada, nada. Tranquila. Cambia esa cara –me acaricia mientras sonríe-.
Ana: - ¿Qué cojones acaba de pasar? Dejo el tema y me acercó a la barandilla y… ¡Que bonito! Se ve Ricote y todo el campo/bosque/montañas que lo envuelven-.
Blas: -me abraza por detrás- es bonito ¿verdad?
Ana: sí –le cojo las manos que las tenía en mi barriga-.
Blas: -noto su sonrisa en mi cuello-.
Ana: -veo algo rallado en la baranda, un corazón y dentro pone dos nombres, le paso el dedo por encima pone una fecha “20/03/75”- dios.
Blas: mucho tiempo ¿Cierto?
Ana: sí…
Blas: el que vamos a estar nosotros.
Ana: -intento sonreír, ojalá mi amor, ojalá- ojalá.
Blas: nadie lo impedirá.
Ana: sólo hay una cosa que puede impedirlo –se lo voy a contar-.
Blas: ¿El qué?
Ana: ¿Quién? Dirás.
Blas: -me mira sin entender nada-.
Ana: -no es momento. Me saco una orquilla del pelo y le rompo la bolita de la punta-.
Blas: -sonríe-.
Ana: -le doy la pinza- va, hazlo tú, lo estas deseando –sonrío-.
Blas: -coge la pinza y raya la baranda- No quieres la pinza ¿No? –se ríe-.
Ana: no –me río-.
Blas: pues me la guardo yo –se la mete en el bolsillo-.
Ana: ¿Qué has puesto? –me acerco a la baranda-

“Tú siempre serás mi persona favorita A&B”

Ana: -lo miro y me esta mirando sonriendo, lo abrazo-.
Blas: -me abraza- me vamos a sentarnos al banco.
Ah, que hay un banco. Yo sin darme cuenta. Es de piedra y muy, muy viejo nos sentamos.

Ana: no se caerá esto, ¿No? –pregunto, y va en serio-.
Blas: -me mira y se ríe- que va, tonta –me abraza-.
Ana: se ve… abandonado esto…
Blas: no viene nadie ya… de hecho creo que pocas personas saben que esto esta aquí, porque me lo enseñó mi abuelo a mí pero nunca veníamos aquí de pequeños y tampoco dije que esto estaba.
Ana: ¿Sueles venir aquí?
Blas: siempre. Siempre que vengo a Ricote subo aquí.
Ana: -sonrío- ¿Y por qué cuando hemos entrado aquí te has quedado parado?
Blas: -me mira y deja de mirarme- porque la última vez que estuve aquí fue cuando lo deje contigo.
Ana: -noto como se pone tristón, ay Blas… cuando te darás cuenta que eso ya no importa. Le toco una pierna- pero ahora estas aquí, conmigo.
Blas: sí –sonríe-.
Ana: las fotos que me ha enseñado hoy tu madre son lo más, que lo sepas.
Blas: que va, dan vergüenza ajena.
Ana: ¡Que va! Eres bello desde pequeñito –me río-.
Blas: -me mira y sonríe- cuando tengamos un hijo que se parezca a ti, si no…
Ana: -un hijo… ojalá lleguemos a eso- ¿A mí? No, mejor a ti, con tus ojos.
Blas: ¡Pero mi nariz no!
Ana: -me río- tonti.
Blas: -sonríe- y oye… antes con mis amigos te noté rara, no con vergüenza. Rara.
Ana: no…
Blas: sí, estabas como triste.
Ana: que va.
Blas: Ana… -me mira- no soy idiota, cielo. Ana: lo sé –sonrío-.
Blas: ¿Qué pasaba? ¿Qué pensabas?
Ana: no lo sé. Supongo que… nunca he tenido amigos así de toda la vida, todos se fueron cuando pasó lo que pasó y ver que ahora te tengo a ti como te he dicho esta tarde es como un regalo.
Blas: -me abraza- siempre me vas a tener, lo sabes.
Ana: y tú a mí –“y ojalá sea mucho tiempo más” pienso y lo abrazo con fuerza-.


Después nos vamos a casa, sin prisa. Y Blas me va explicando cosas del pueblo. Cuando llegamos está despierta Maria Jesus.

Blas: hola, mamá.
Maria Jesus: hola chiqui, ¿De dónde venís? –nos sonríe-.
Blas: del mirador.
Maria Jesus: ¿Ah sí? Es bonito ¿Verdad Ana?
Ana: sí –sonrío-.
Maria Jesus: hace tiempo que no. Muchísimo tiempo.
Blas: esta lleno de plantas, ya no lo cuidan…
Maria Jesus: nunca lo han hecho, siempre lo hacía el abuelo y ya…
Ana: pero igual, es bonito –sonrío-.
Maria Jesus: se ve todo Ricote y de noche es precioso –sonríe-.
Ana: -asiento con la cabeza sonriendo-.
Maria Jesus: bueno chiqui y mi Ana, voy a dormir ya…
Blas: vale, no tardaremos nosotros –me mira-.
Ana: -niego con la cabeza-.
Maria Jesus: ¡Ah! Mañana hay comida familiar, quieren verte chiqui, y a ti Ana.
Blas: -sonríe- perfecto.
Maria Jesus: buenas noches.
Ana: buenas noches –sonrío-.
Blas: buenas noches mamá.

Ella se va a dormir y Blas y yo nos quedamos ahí viendo un rato la tele.

Ana: Blas, cuando tu madre dice “comida familiar” ¿A cuanta gente se refiere?
Blas: uhm… no sé –ríe- vendrán mis primos y tíos, quince alomejor.
Ana: que vergüenza –río-.
Blas: ¡No! Ya veras que no, son todos muy majos.
Ana: si son como tú… no.
Blas: ¡Eh! –me mira ofendido-.
Ana: -me río y le doy un beso- es broma, tonto.

Y después de un ratito vamos a dormir.
Al día siguiente nos despertamos y ayudamos a hacer la comida a Maria Jesus y a la 13:00hrs empieza a llegar gente.
Blas tiene una prima y un primo de su edad más o menos y un pequeño, que es muy mono. Su prima se llama Maria y me cae muy bien, es muy amable y me repite una y otra vez que no tenga vergüenza que son normales y que no comen.

Alberto: -primo de Blas- y Ana ¿Cuándo vuelves a Barcelona?
Ana: pues cuando acabe el verano…
Blas: -mira hacia abajo-.
Alberto: ¿Y mantenéis la relación a distancia?
Ana: sí… Tengo pensado irme a Madrid cuando acabe mis estudios en Barcelona.
Alberto: ¿El año que viene?
Ana: sí…
Alberto: ¿Y no se hace difícil esto de la distancia?
Blas: bueno, dejemos el tema ya.
Viene el primo pequeño de Blas. Se llama Raúl, un encanto de verdad.
Raúl: chiqui –pide que lo coja-.
Blas: -coge al niño sonriente que esta feliz de verle-.
Raúl: ¿Quién es? –pregunta a Blas refiriéndose a mí-.
Blas: mi novia.
Raúl: ¿Tienes novia? –mira a Blas con cierta cara de asco, ay estos niños… me rio-.
Blas: sí –le pone una cara de confusión riéndose-.
Raúl: es guapa –se ríe y esconde su cabeza poniéndosela en el pecho a Blas-.
Blas: -sonríe y le coge la cabeza con cuidado con una mano-.
Ana: ¿Cuántos añitos tienes? –le digo-.
Raúl: seis –dice con vergüenza-.
Ana: -sonrío y le acaricio la rodilla-.

Nos quedamos ahí. Su familia es muy amable y también están sus tíos del día que llegamos, que me preguntan cosas de esas que quiero que la tierra me trague. Se tiran toda la tarde allí con nosotros, me he dado cuanta que hasta el niño pequeño llama “chiqui” a Blas. Es curioso.

Llega el día de volver a Madrid, me da penita la verdad que aquí me tratan muy bien. Cogemos el coche el Domingo al medio día, después de comer y llegamos a Madrid a eso de las 20:00hrs de la tarde. He notado raro a Blas durante el viaje, pero bueno, creo que será porque no le gusta separarse de su familia, como a nadie. Bajamos en casa de mi prima y él me ayuda a subir las maletas.

Miriam: ¡Ana! ¿Cómo ha ido por … Ripote?
Ana: Ricote –me río-.
Miriam: pues eso.
Ana: bien, su familia es super amable –sonrío-.
Marta: ¿Se lleva en los genes? –mira a Blas y se ríe-.
Blas: no sé yo… -ríe- bueno me voy a ir a casa y eso que mañana tenemos ensayo ¿Vale?
Miriam y Marta: vale, papote ricote.
Blas: ya estamos con la bromita… -se ríe yéndose a la puerta-.

Acompaño a Blas a la puerta.

Blas: -me abraza- gracias por venir conmigo.
Ana: -sólo sonrío-.
Blas: ahora echaré de menos dormir con alguien por las noches –se separa y me mira con cara de pena-.
Ana: -sonrío y se la acaricio- al final te cansas de mí.
Blas: eso nunca.
Ana: ves a tu casa y descansa.
Blas: no creo que pueda verte hasta el día del concierto…
Ana: -tema que me pone triste e intento ocultar- no pasa nada –sonrío-.
Blas: -sí que pasa –piensa- hablamos por whatsapp y  te llamo ¿Sí?
Ana: claro –sonrío-.
Blas: -me da un beso- te amo, cielo.
Ana: yo más –sonrío-.


Veo como Blas se va, raro. No sé por qué se va con esa cara. Vuelvo al salón y me quedo ahí con Marta y Miriam.



Aquí tenéis el 24! Espero que os guste y me lo comentéis como hacéis hasta ahora y quien no lo hace también! Ask, Twitter, en el chat de la derecha... donde queráis! Un besote enorme y GRACIAS por leer la novela:)))))))

martes, 14 de enero de 2014

Capitulo 23

Creo que hay 3h de aquí a Ricote, que me ha costado aprenderme el nombre pero lo he conseguido.
Cuando llevamos una hora de camino nos paramos en una gasolinera y yo voy al baño, malditos hay 5 personas para un baño y no aguanto más. Y cuando me toca el baño da asco, ¿Qué esperaba? Salgo del baño y voy a buscar a Blas que está comprando algo para comer y beber en el coche. Blas va al baño y yo me quedo ahí mirando las típicas tiendas de gasolineras y veo una cosa que me hace gracia. Nunca le he regalado nada a Blas.
Cuando Blas sale del baño volvemos al coche y abrimos las patatas y la bebida para comer un poco, son las siete de la tarde.

Ana: ¿Queda mucho para llegar?
Blas: -se encoge de hombros- dos horitas.
Ana: ¿Cada cuanto vienes?
Blas: cada vez que puedo.
Ana: ¿Los echas de menos?
Blas: sí… mucho. Sobre todo a mi madre, hablo con ella cada día pero no es lo mismo…
Ana: -le pongo una mano en la rodilla y se la acaricio-.
Blas: pero bueno ahora te tengo a ti conmigo –me sonríe y pone su mano derecha encima de la mía-.
Ana: -sonrío-.
Blas: -me da un beso- ¿Seguimos no?
Ana: seguimos, seguimos.

Llevamos ya una hora y media más y yo voy dormida. Son las 20:30hrd y Blas para en una gasolinera.

Blas: Ana –me dice susurrando- Ana –me toca- .
Ana: -me remuevo en el asiento del coche y me despierto, lo miro-.
Blas: -sonríe- estamos en una gasolinera…
Ana: -me desabrocho- ah, vale –digo dormida-.

Bajo el coche y Blas va a echar gasolina y yo voy al baño. Es casi de noche ya y da un poquito de mal rollo. Entro al baño, otro baño que da asco. Y cuando salgo me encuentro a Blas ahí que iba a entrar al de hombres. Entra y yo le espero ahí. Viene un camionero.

Camionero: -se me acerca- hola.
Ana: hola.
Camionero: ¿Qué haces aquí sola?
Ana: espero a mi novio.
Camionero: ¿Tienes novio?
Ana: sí –esto es demasiado raro-.
Camionero: bueno. –se va-.
Sales Blas.
Blas: ¿Con quién hablabas?
Ana: -lo miro- ni idea.
Blas: que bonito ha quedado lo de “¿A quién espera? A mi novio” –se ríe-.
Ana: -le pego en el brazo- tonto.
Blas: -se ríe- yo también te quiero.
Ana: tira para el coche, anda.

Volvemos al coche, llevamos media hora y me mareo.

Ana: Blas, estoy mareada.
Blas: ¿Paro?
Ana: sí, porfavor.
Blas: ¿cinco minutos a llegar a una gasolinera o ya, cielo?
Ana: date prisa.

Y creo que en menos de dos minutos ha llegado. Aparca el coche en el parking y yo me bajo y me apoyo en el coche. Blas baja y viene a la parte derecha del coche.

Blas: ¿Cómo estás?
Ana: mejor…
Blas: ¿Quieres agua?
Ana: sí.
Blas: -abre la puerta del coche y coge el agua y me la da-.
Ana: -cojo la botella y bebo-.
Después de unos cinco minutos ya me siento mejor.
Ana: va, vamos.
Blas: ¿Ya estas mejor?
Ana: sí, sí.
Blas: no queda casi nada… 20 minutos o así –sonríe-.

Entramos al coche y seguimos nuestro camino a Ricote. Son las 21:15 y ya hemos visto los carteles y Blas todo emocionado él. Madre mía que vergüenza voy a pasar.
Llegamos. Vaya, no me lo esperaba así. Es pequeñito y hay gente en la calle –me río cuando pienso esto- llegamos a casa de Blas.

Blas: -deja el coche ahí, en mitad de la calle- vamos –me mira y sonríe-.
Ana: -sonrío, bueno, intento sonreír. Me voy a poner roja, por Dios que patético-.

Nos bajamos del coche y ya Blas pica al timbre. Me mira.

Blas: -sonríe- no comen –se ríe-.
Ana: ¿No me digas? –me río, nerviosa-.
Abren la puerta, y es la madre de Blas puesto que le dice “hijo mío” y se alegra muchísimo de verle. Es joven… Sé que se llama Maria Jesus porque Blas lo ha dicho más de una vez.

Maria Jesus: -se sorprende al ver a Blas y lo abraza- ¡Hijo mío! Que alegría.
Blas: -la abraza sonriendo-.
Ana: -miro a su madre y veo como le brillan los ojos, miro la estampa. Que bonito. Ojalá pudiese tener a mis padres aquí. Ojalá-.
Blas: -se separa de su madre y me mira-.
Maria Jesus: -sonríe- tú debes ser Ana ¿Verdad?
Ana: -sonríe y asiento con la cabeza- sí.
Maria Jesus: ¡Encantada, cielo! -me abraza-.
Ana: -la abrazo y sonrío, pensaba que tendría más vergüenza-.
Blas: -sonríe cuando nos ve abrazadas-.
Maria Jesus: vamos adentro, ya veras que contento se pone el abuelo –nos sonríe-.

Entramos y es la típica casa de pueblo y me río al imaginarme por aquí a Blas corriendo de pequeño y cantando.

Blas: ¿De qué te ríes? –me dice sonriendo-.
Ana: nada, nada –sonrío-.

Llegamos al salón y ahí están los abuelos de Blas y más familia. Vaya… que vergüenza.
Todos se alegran de ver a Blas y me presenta como “ella es Ana, mi novia” sonriendo siempre. Maldito, le quiero mucho. Y su abuelo
Después de presentarme a la familia que había allí vamos al coche a por las maletas y vamos a la habitación de Blas, que ahora tiene una cama de matrimonio pero la habitación sigue tal cual de cuando él era pequeño. Me hace gracia.
Bajamos otra vez y estamos ahí con la familia de Blas. Él esta con su padre y dos de sus tíos hablando de cómo le van las cosas en Madrid y yo sentada en la mesa con su madre y sus dos tías. Maldito Blas me ha dejado aquí, -me río-. Y una tía suya que se llama Pilar me empieza a preguntar cosas.

Pilar: ¿Y no eres de Madrid verdad Ana?
Ana: no… soy de Barcelona.
Carmen: -otra tía de Blas- ¿Ah sí?
Ana: sí…
Pilar: ¿Y cómo conociste al chiqui?
Ana: pues mi prima vive en Madrid y yo fui allí por Navidad y ellos eran amigos –le sonrío pero en realidad tengo una vergüenza que no me la aguanto ni yo-.
Pilar: -sonríe-.
Carmen: ¿Y qué edad tienes bonita?
Ana: 18.
Carmen: ¡Ah! Pensaba que tenía más.
Ana: vaya, gracias –me río-.
Maria Jesus: no le digas eso, mujer.
Carmen: si lo digo porque vive sola y todo ¿No?
Ana: sí.
Pilar: ¿Y eso? Con 18 años –sonríe-.
Ana: bueno… mis padres fallecieron.
Carmen: -se hecha las manos a la boca- ¡Ala! Lo siento.
Maria Jesus: -me acaricia una mano que tenía encima de la mesa, ella creo que sabe todo esto-.
Ana: no te preocupes…
Pilar: bueno, ¿Y te gusta Madrid?
Ana: sí, mucho… quiero irme a vivir allí cuando termine mis estudios el año que viene.
Carmen: ¿Qué estudias?
Ana: fotografía.
Pilar: periodismo ¿No?
Ana: sí y no –río- es raro.
Carmen: ¿Y en Navidad ya conocías a Blas?
Ana: sí, de hecho lo conocí en Navidad…
Carmen: ¡Ah!
Maria Jesus: -cambia de tema- bueno, cielo. ¿Tienes hambre?
Ana: -la miro, agradeciéndole con la mirada que haya intervenido. Ella tiene que saber cosas de las que han pasado- un poquito –sonrío-.
Maria Jesus: ¿Os quedáis a cenar? –mira a Pilar y a Carmen-.
Carmen: no, yo no. Nos vamos ya…
Pilar: yo igual… ya venimos otro día todos.
Ana: -¿Quién son todos? Me quedo pensando-.
Carmen: Juan vámonos, va.

Nos levantamos de la mesa y los tíos de Blas del sofá.

Juan: -marido de Carmen- bueno Ana, encantado de conocerte –me sonríe y se despide de mí con dos besos-.
Ana: -le sonrío-.
Alberto: -marido de Pilar- lo mismo digo, un placer –me da dos besos-.
Ana: -yo sólo les sonrío-.

Después se despiden de Blas y demás y se van. Maria Jesus va a la cocina a hacer la cena y yo, a pesar de mi vergüenza, entro.

Ana: ¿Necesitas ayuda?
Maria Jesus: -me mira sonriendo, siempre sonríe- no, cielo. No te preocupes.
Ana: ¿Segura?
Maria Jesus: bueno, si quieres hacer la ensalada –se ríe-.
Ana: claro que sí.

Yo me pongo a hacer la ensalada y ella una tortilla de patatas, me hace una pregunta que me sorprende.

Maria Jesus: ¿Tú también lo pasaste mal cuando volviste a Barcelona?
Ana: -paro de hacer la ensalada y la miro, vuelvo mi vista a la ensalada- sí…
Maria Jesus: lo hizo por ti. No le guardes ningún rencor.
Ana: lo sé… -digo alucinando aun-.
Maria Jesus: no se lo diga ¿eh? Que me mata –se ríe- pero en cuanto pasó Navidad él se vino aquí, y… jamás lo había visto así.
Ana: -no digo palabra, me sorprende que me este hablando de esto-.
Maria Jesus: lo pasó realmente mal. La última vez que se fue de aquí tú no habías vuelto a Madrid aun, y se fue con una cara. Y verle hoy sonriendo ha sido lo mejor.
Ana: -sonrío-.
Maria Jesus: y me alegro que seas tú quien le hace feliz –me mira sonriendo-.
Ana: -la miro- vaya… gracias –sonrío-.
Maria Jesus: cuando te fuiste él estuvo muy mal. Me llamó aún cuando tú estabas allí en Navidad y me explicó todo y yo le dije que hiciera lo que él viese mejor, de hecho me dijo que seguiría contigo que le había costado mucho convencerte de que la distancia sí se puede saltar y al día siguiente me llamó, llorando diciendo que te había dejado… No lo entendí, pero cada uno aprende de sus errores ¿No? –sonríe-.
Ana: sí…
Maria Jesus: pero te quiere, muchísimo ¿eh?
Ana: -río- lo sé…

Entra Blas y nos abraza a las dos.

Blas: las mujeres que yo más quiero en este mundo.
Ana: -sonrío-.
Maria Jesus: ¡Pelota! Pon la mesa, corre.
Blas: mamá, sí te quiero –la mira con cara de resentimiento-.
Maria Jesus: y yo a ti hijo mío –le sonríe-.
Blas: -me mira y sonríe-.
Ana: -le sonrío-.
Maria Jesus: ¡Blas! A poner la mesa, va.
Blas: vale, vale.


Me río, que poder tiene su madre para convencerlo. ¿Cuántas cosas sabrá esta mujer de todo lo que pasó? Blas le debió contar mucho. Él siempre dice que su madre es su mayor ayuda… Y pienso como lo debió pasar y me da pena, pero bueno, al fin y al cabo es pasado.


Holiiii! Aquí otro cap. :) Espero que os guste y me lo comentéis como siempre ya sea por Ask o Twitter!! Si quieres que te avise sólo dímelo y te avisaré cada vez que suba por Twitter :) IMPORTANTE: subiré cada MARTES a partir de ahora. No puedo más seguido así que los Martes será el día que subiré! Un besote enormeeeee♥

miércoles, 8 de enero de 2014

Capitulo 22

Ana: ayyyy que loquis, ya lo sé.
Carlos: -sonríe- ayer os escuché, que lo sepas.
Ana: -me pongo color tomate a punto de explotar. Maldito Carlos- no hicimos nada.
Carlos: me levanté para ir al baño, Ana.
Ana: que cabrón –me empiezo a reír-.
Carlos: pero no me quede ahí a escuchar eh. Que trauma por dios –me mira con cara de asco-.
Ana: pero si no gritamos, maldito.
Carlos: pero eso se escucha, coño.
Ana: bueno, cambiemos de tema. Este no hace falta.
Carlos: cierto.

Viene Miriam.

Carlos: hombre ¿ya te has despertado?
Miriam: sí jaja.
Carlos: ay, me quiero bañar en la playa.
Ana: ¡Vamos! –con ellos dos no me da vergüenza nada-.
Miriam: ¿Ahora? Me acabo de despertar…
Carlos: ¿Y qué? Vamos, va.

Cogemos las toallas y como ya llevamos el bikini Miriam y yo y Carlos el bañador caminamos hacia la playa. Cuando estamos a tres metros del agua dejamos las cosas.
Nos quitamos la ropa y eso.

Carlos: ¡Dios! ¡Como quema la tierra! –corre para el agua-.
Ana: -me empiezo a reír pero también intento ir hacia el agua corriendo-.
Miriam: -viene caminando-.
Carlos: ¡Joder! Ahora el agua esta fría.
Ana: -le tiro agua- no mientas, no esta fría.
Carlos: ¡AH! ¡Maldita! –me tira agua-.
Ana: -lo empujo para que se caiga-.
Carlos: -se cae y se empieza a reír- JAJAJAJA que te voy a matar.
Ana: -no podía parar de reírme- corre.
Carlos: -se levanta y viene a por mí-.

Yo empiezo a correr y Carlos me coge del brazo y me tira haciendo que me meta debajo del agua.

Ana: ¡Paraaaaa!
Miriam: -tira a Carlos-.
Ana: -tiro a Miriam- joder ya jajaja.

Nos quedamos ahí y después vienen los demás. Estamos un rato en el agua y Blas me tiene cogida, yo le rodeo la cintura con las piernas y estamos alejados de los chicos que cada uno va a su rollo.

Blas: -me aprieta fuerte- ay, mi niña.
Ana: -sonrío-.
Blas: ¿Sabes? He estado pensando antes y… Quiero ir a Murcia a ver a mi familia.
Ana: ¿Cuándo?
Blas: después de irnos de esta casa, en vez de ir a Madrid coger un tren a Murcia.
Ana: hazlo –sonrío-.
Blas: lo hacemos –sonríe-.
Ana: ¿Yo? ¿En Murcia? ¿Conociendo a tu familia?
Blas: sí…
Ana: -miro hacia otro lado, ¿En serio? No creo que deba hacer esto-.
Blas: ¿Qué pasa?
Ana: no creo que yo deba ir, Blas…
Blas: ¿Por qué?
Ana: no sé, llevamos nada y menos…
Blas: pero siento que va a ser para siempre.

Y me lo quedo mirando. ¿Para siempre? Ojalá Blas. Ojalá no nos separe esto que tengo. Ojalá poder decírtelo. Pero no quiero preocupar a nadie.

Blas: amor ¿Qué pasa? ¿No quieres venir?
Ana: sí, sí. –realmente no sé si ir, pero sé que le hace ilusión-.
Blas: -sonríe y me da un beso-.
Ana: -sonrío- si te hace ilusión, iré.
Blas: no pasa nada, cielo. No comen –dice bromeando-.
Ana: anda ¿En serio? Me quedo más tranquila.
Blas: -se ríe-.
Ana: ¿Y el concierto cuando es?
Blas: la semana que viene, el miércoles –estamos a Lunes-.
Ana: -lo miro con cara de “explícame como lo vamos a hacer”-.
Blas: nos vamos de aquí pasado mañana, pasado mañana llegamos a Murcia, ósea el Miércoles y el Domingo nos vamos a Madrid porque habrá que ensayar y todo eso –dice con menos entusiasmo del que yo creía-.
Ana: ¿Todo bien?
Blas: sí –sonríe forzadamente-.
Ana: -lo abrazo-.
Nos quedamos abrazados un rato. Nos hemos alejado mucho de los otros que ya se han salido del agua.
Blas: nos hemos alejado mucho ¿Eh? –se ríe-.
Ana: -me giro para ver donde quedan los chicos- madre mía –me río- ¿Volvemos?
Blas: no, yo prefiero quedarme aquí contigo si quieres que te sea sincero.
Ana: -sonríe- deja de ser tan amor o…
Blas: ¿O qué?
Ana: no sé.
Blas: -se ríe- volvamos.

Salimos del agua y vamos hacia nuestras cosas, los demás ya se han ido a casa.
Cuando llegamos nos duchamos y bajamos a hacer la cena. Y mientras cenamos Blas comenta que iremos a … su pueblo. ¿Ripote? ¿Ribote? ¿Ri qué? No me acuerdo.

Blas: oye, cuando nos vayamos de aquí, Ana y yo nos iremos en tren a Ricote.
Ana: -eso, Ricote. Era algo con Ri-.
Álvaro: ¿Cómo, cómo?
Blas: sí… quiero ir a ver a mi familia y me pilla ahora más cerca que cuando estoy en Madrid y cogemos un tren desde aquí y vamos y el Domingo volvemos para ensayar y todo eso para el concierto.
Carlos: pero ven ¿eh? Yo no quiero perder mi oportunidad de ganarme la vida con lo que me gusta –mira desafiante a Blas-.
Blas: ni yo, idiota. Claro que vendré.
David: ¿Y en coche? ¿No podéis ir en coche? Tienes tu coche.
Blas: ya pero Álvaro y Carlos tienen que volver.
Dani: en mi coche caben 7.
Blas: hostia, cierto.
Álvaro: llévate tú coche si quieres.
Blas: sí… mejor –se ríe-.
Carlos: ya vas a hacer pasar vergüenza a la loquis esta ¿No? –refiriéndose a mí-.
Miriam: ya ves… Ana lo va a pasar genial –se ríe-.
Ana: -en serio, que se callen-.
Blas: -me mira-.
Ana: -le niego con la cabeza diciendo “déjalos” haciendo un movimiento de mano-.
Marta: cuando le presentes a tu madre sale corriendo y llega a Madrid en dos segundos.
Miriam: -se ríe- ¿En tu pueblo hay río? Porque se tira de cabeza.
Marta: es lo que le puedes hacer a Ana, con lo vergonzosa que es ella para estos temas –se ríe-.
Miriam: sí, eh. ¿No será un pueblo pequeño que conoce todo el mundo a todo el mundo? Que la matas.
Marta: jajajajaja
Carlos: hostia, no queremos eso ¿Eh?
Ana: -miro a los tres fulminándolos con la mirada-.
Se callan. Y yo sonrío.

Una vez nos vamos a dormir Blas y yo porque hay algunos que se quedan abajo, nos ponemos el pijama y nos tumbamos en la cama, yo me tapo un poco con la sabana y Blas sólo lleva el pantalón de pijama. Lo noto inquieto.

Ana: Blas ¿Qué pasa?
Blas: -niega con la cabeza- nada.
Ana: en serio.
Blas: ¿No quieres venir conmigo? No quiero que te sientas obligada ni nada…
Ana: -me río- cielo, que no pasa nada. Que voy y ya esta.
Blas: pero si lo vas a pasar mal… tampoco es plan.
Ana: a ver, mal no. Voy a pasar vergüenza, pero no más. Sé que te hace ilusión y voy. No hay problema.
Blas: esque con lo que han dicho antes en la cena me he quedado todo… -no sabe que decir-.
Ana: no les hagas caso –tenían razón los malditos-.
Blas: -me sonríe y me besa- buenas noches amor –me abraza-.

Nuestro último día aquí lo pasamos genial y nos pasamos casi todo el día en la playa. Me he puesto bastante morena, aunque bueno, cojo el color fácil y Miriam me odia por esto. Blas se ha puesto morenito y sus ojos resaltan más.

*Narra Blas*

Estoy aquí sentando en las rocas, mirando un atardecer de los que no se ven en el centro y sonrío. No sé cómo he tenido esta suerte de encontrar a Ana… tampoco sé porque hice lo que hice, pero bueno supongo que miraba tanto por ella que ni me di cuenta que sufriríamos los dos, mucho. Pero es pasado e intento no pensar en eso y pensar en ahora, en cómo estamos y en lo que nos queda. No pensaba que podría llegar a querer… amar mejor dicho tanto a una persona en tan poco tiempo. Quizá no soy de demostrar mucho, mejor dicho no quiero ser pegajoso no quiero que se canse de mí. Estoy tan feliz de que mi madre la vaya a conocer… me atrevo a decir que Ana es el amor de mi vida y creo y que me corten el cuello si me equivoco que no me equivoco. ¿Ves Blas? Ya te estás poniendo moñas –me río- soy feliz. 

Siento que alguien me coge por la espalda y me abraza. Se me sigue poniendo la piel de gallina cada vez que hace esto, de verdad.

Blas: -le cojo los brazos y giro mi cabeza a la derecha para mirarla-.
Ana: ¿Qué haces aquí amor? –me sonríe-.
Blas: miro la apuesta de Sol.
Ana: nosotros la estamos viendo la en la orilla de la playa –sonríe-.
Blas: y me echabas de menos ¿No? –digo bromeando mientras me río-.
Ana: -arruga la frente- no.
Blas: -hago la misma cara que ella- ¿Entonces para qué vienes?
Ana: para decirte que no quiero ir a Ricote.
Blas: -se me cambia la cara, lo sabía…- ¿Por qué?
Ana: -se encoje de hombros- porque es demasiado precipitado, Blas. ¿No crees? ¿Quién sabe si esto va a ser para siempre? ¿Qué sabes tú? ¿Qué sé yo?
Blas: yo lo sé.
Ana: no lo sabes.
Blas: sí lo sé. Sé que es para siempre. Y a pesar de que no fuese para siempre tú siempre estarías aquí –me toco el pecho- siempre.
Ana: -me mira y sonríe- si me dices estas cosas no puedo hacerte bromas –encoge la cara y saca morritos-.
Blas: -maldita… maldita. Pero que adorable se ha puesto- que mala eres, de verdad.
Ana: -se ríe-.
Blas: -su sonrisa… maldito sonido, es encantador-.
Ana: esque me han enredado para que te la haga.
Blas: ¿Carlos, Marta y Miriam?
Ana: -se ríe y se sienta en frente de mi y se apoya contra mi pecho- ¿Quién si no?
Blas: -la abrazo- te enredan, tonta eres.
Ana: hey, no te pases ni un pelo –dice bromeando-.
Blas: -me río y le doy un beso en la mejilla, un beso fuerte-.

Y nos quedamos ahí sentados mientras vemos la puesta de Sol, que nos la hemos perdido casi entera creo yo.

*Narra Ana*

Estamos haciendo las maletas…

Blas: Ana –noto su voz ¿Enfadada?-.
Ana: -me giro- ¿Dime?
Blas: -me enseña el bote de pastillas que tengo que tomar para el tratamiento- ¿Qué es?
Ana: nada.
Blas: aquí pone tratamiento de larga duración –lo lee y me mira-.
Ana: ya.
Blas: ¿Para qué sirven?
Ana: para cuando te mareas –que alguien me de un premio por saber mentir tan bien y por la ironía-.
Blas: estoy mareado, me  puedo tomar una ¿No? –saca una pastilla y se la va a meter en la boca-.
Ana: -me levanto rápido haciendo que el movimiento brusco me mareé a mi- ¡No! –me pongo una mano en la frente y me apoyo en él-.
Blas: -me coge- ¿Qué pasa? –me mira preocupado-.
Ana: nada, el movimiento brusco –me separo de él- no te tomes eso y dame el bote.
Blas: ¿Pero para qué es?
Ana: para el mareo.
Blas: -me mira con cara de “no soy tonto”-.
Ana: vale, coño. Son para la menstruación, para regularla, no más.
Blas: -me mira y se da por vencido- ten, anda –me las da de mala gana-.
Ana: pero no te enfades ahora.
Blas: no, no me enfado.
Ana: -lo miro-.

Me pongo a acabar la maleta. Que descuido, joder. No le digo nada más porque no vale la pena cabrearse.

Nos hemos despedido de los chicos y estamos de camino a Ricote. Blas no esta cabreado, básicamente porque no lo noto raro conmigo ni nada… No se ha peinado en estos días y va sin tupé, no sé porque esta mas achuchable sin él. Creo que hay 3h de aquí a Ricote, que me ha costado aprenderme el nombre pero lo he conseguido.

Cuando llevamos una hora de camino nos paramos en una gasolinera……. 



Holi! Espero que os guste el capítulo y me lo comentéis ya sea por Twitter o Ask o en comentarios de Blogger oooooo aquí a la derecha hay un chat muy bonito que no hace falta ni registrarse jajaja. Os quería decir que intentaré subir cuando pueda, ahora con las clases ya sabéis que es todo un rollo aunque mínimo (y máximo posiblemente) subiré uno por semana aunque no sé el día, lo concretaré en el próximo capítulo! Un besoteeeeeee♥