domingo, 27 de abril de 2014

Capítulo 1. (Segunda temporada)

Y entonces es cuando todo se para. Empiezan a pasar imágenes con mucha velocidad en mi mente, y ahora todo cobra sentido, ahora todo encaja. Ricote, su sonrisa, el porque me sonaba tanto. Es él, es mi Blas.

Yo le miro, le observo, mientras él me mira extrañado.

Blas: ¿Qué pasa? ¿Todo bien? El tren se te va a escapar.
Ana: te recuerdo. –digo con los ojos llenos de lágrimas-.
Blas: ¿Qué? –dice con los ojos muy abiertos, casi se salían de las orbitas-.
Ana: eres tú. Mi Blas. Al que más quiero, al que amo.
Blas: -me abraza fuerte-.
Su abrazo casi me deja sin respiración. Por fin lo había recordado. ¿Cómo pude olvidarme de él?¿Cómo pude no acordarme de la persona que más quiero? ... Bueno, quizá fue eso: es la persona que más quiero. ¿Qué hubiese sido de él si no vuelvo a recordarle? ¿Cómo lo habrá tenido que pasar? Tengo muchas preguntas rondando en mi mente mientras tengo mi cabeza hundida en su hombre y él me abraza fuerte.
Blas: -se separa de mí, con los ojos cristalinos y sin separar sus manos de mi cara mientras tiene un gran sonrisa- menos mal… menos mal amor.
Ana: -sonrío y le beso, me separo unos milímetros de él- ¿Cómo no pude recordarte? –y le vuelvo a besar-.
Blas: -me corresponde el beso mientras notaba su sonrisa- te amo, te amo, te amo –dice sin dejar de besarme-.
Ana: -me separo cogiéndole la cara- ¿Cómo estás?
Blas: mejor que nunca –dice esbozando una de sus mejores sonrisas-.
Ana: lo siento. De verdad lo siento.
Blas: -apoya su frente junto la mía- shhh, no te disculpes por nada. No es tu culpa ¿Vale?
Yo le abrazo fuerte, es una total escena de película. La gente pasa por nuestro lado indiferente, y entre tantas personas él y yo felices, amándonos. Sonriendo porque todo volvía a ser cómo antes.
De repente, y cómo suele pasar en los momentos más bonitos, escucho que alguien grita mi nombre.

X: ¡Anaaaaaa! –alarga la “A” y de repente se calla-.
Yo me separo de Blas y miro a Miriam, quién nos observa totalmente sorprendida.
Ana: -la miro-.
Miriam: ¿Sí? ¿¡Lo recordaste!?
Ana: -sonrío y asiento con la cabeza-.
Miriam: ¡Por fin! ¡Por fiiiin!
Blas: -sonríe-.
Escuchamos por los altavoces que nuestro AVE a Barcelona va a salir en menos de cinco minutos, que los pasajeros vayan subiendo al tren. ¡Dios! ¡Es verdad! Tengo que volver… tengo que irme ahora. Cuando le he recordado… Miro a Blas.
Miriam: Ana, te espero dentro.
Ana: -asiento con la cabeza-.
Miriam le da un abrazo a Blas y entra al vagón.
Blas: las cosas son así –dice sabiendo que lo último que quería ahora mismo era montarme en ese tren-.
Ana: -se me llenan los ojos de lágrimas- no puedo subir.
Blas: ¿Cómo que no? Pasado mañana empiezas las clases, Ana. Sube, yo iré a verte, iré a verte en cuanto pueda, no te preocupes.
Ana: no, ahora no puedo subir ahí.
Blas: -me coge la cara entre las manos- sube. La semana que viene iré a verte. Te lo prometo.
De repente se acercan cuatro chicas a Blas.

Chica 1: ¡Blas! ¡Blas!
Yo las miro.
Blas: -las mira-.
Chica 2: ¿Nos podemos sacar una foto contigo?
¿¡Qué!? ¿Una foto? ¿Qué me he perdido? Eran famosos pero no llegaban a este nivel.
Blas: rápido ¿Vale? Que tengo prisa –le dice sonriendo-.
Chica 3: ¿Nos puedes sacar la foto porfavor? – me dice con la cámara extendida para que la coja-.
Ana: -la miro, miro a Blas y la vuelvo a mirar a ella. Cojo la cámara- sí, claro –digo sin entender nada-.
Les saco la foto y ellas se van. Miro a Blas sin entender que había pasado, o que estaba pasando.
Blas: es largo de explicar, amor.
Ana: ¿Ya tenéis más fama?
Blas: … sí. –dijo después de unos segundos callados-.
Ana: -sonrío-.
Blas: sube al tren.
Ana: no.
Blas: porfavor, hazlo. Yo iré a verte en nada.
Ana: pero ahora… ahora que todo esta bien...
Blas: Ana, sabes que la vida es así.
Ana: una puta mierda, sí.
Blas me abraza fuerte, demasiado diría yo. Y se separa de mí. Es verdad, las cosas tienen que ser así. Tengo que marcharme.
Ana: te quiero –le digo mientras me acerco a darle un beso-.
Blas: yo más, créeme –dice mientras me suelta para que entre al tren-.

Me separo de él con dificultad, parecíamos dos imanes agarrados fuertemente. Entro al vagón y me voy a sentar con Miriam, me pongo al lado de la ventana en la que él esta.
Pone una mano en el cristal y yo hago lo mismo desde mi asiento. Leo en sus labios un “Te amo” y mientras se me llenan los ojos de lágrimas el tren se pone en marcha y le pierdo de vista, a él. A mi niño. A mi Blas.

Miriam: Ana, no estés mal. Alégrate de que le has recordado. Hubiese sido peor que no lo hubieses hecho, o lo hubieses hecho en Barcelona por cualquier motivo. En cambio lo has hecho delante suyo, se lo has podido decir y te has podido despedir. Mira el lado bueno, mi niña –me abraza-.
Ana: -le correspondo el abrazo- yo tuve la culpa de toda esta mierda, joder. Lo podía haber recordado a él desde el principio y todo hubiese estado bien ¿Sabes? Él no hubiese sufrido. No quiero imaginarme como lo tuvo que pasar, joder.
Miriam: hey, ¿Dónde está mi Ana? Las cosas pasaron así y ya está. No hay que echarse las culpas por algo que pasó así porque así tenía que suceder y además no es tu culpa.

No llevamos más de cinco minutos en el tren cuando este se sacude y se para. No entiendo nada. A alguien se le ha ocurrido decir que hay una bomba, se ha formado el caos mayor. Todo el mundo corriendo, intentando salir veinte por la misma puerta, veo a un hombre rompiendo una ventana y saltando. Entre tanta gente he perdido a Miriaim. ¿Y si es verdad que esto vuela por los aires?
Me subo a un asiento y empiezo a buscarla con la mirada, no la encuentro. Salgo del vagón sabiendo que lo más coherente era que ella hubiese salido. Una vez fuera vi que no se trataba de una bomba, si no de un descarrilamiento. Empiezo a buscar de nuevo, noto que me sangra la nariz porque me han pegado un codazo, la veo a lo lejos y voy corriendo hacía ella, tiene la cara ensangrentada.

Ana: ¡Miriam!
Miriam me mira y viene hacía a mí.
Ana: ¿Qué te ha pasado? –le digo mientras me saco mi camiseta, quedando en sostén pero era necesario tapar esa herida, y se la pongo en la herida que tiene en la ceja-.
Miriam: ¿Qué haces? Tía, me duele mucho la cabeza. Me han empujado y me he caído dándome un golpe con el hierro de la puerta –me dice con la voz temblorosa-.
Ana: vamos a ver si ya han llamado a alguna ambulancia.
Su herida no paraba de sangrar, mi camiseta se había vuelto roja y mi sostén blanco y la parte de debajo del cuello más de lo mismo.
Miriam: me estoy mareando.
Ana: que no, que no te estás mareando.
La estación estaba prácticamente a treinta metros, empezamos a caminar hacía esta como hacía más gente. Sabía que debía ayudar a más gente pero primero iba Miriam, que no estaba nada bien. Cuando llegamos Miriam se cayó desplomada al suelo pero ya vinieron médicos y demás. Mi móvil empezó a sonar, era mi prima.

*conexión telefónica*

Marta: ¿¡Ana!?
Ana: Marta venid a la estación ya, porfavor.
Marta: ya estamos yendo, ¿Estáis bien?
Ana: Miriam no, venid ya.
Marta: joder, estamos a diez minutos.

*fin de conexión telefónica*

Habían improvisado un mini hospital allí en menos de diez minutos. La llevaron a una camilla y ahí empezaron a curarla. Estaba sentada con mi camiseta en las manos llena de sangra y una toalla que me habían dejado para ponerme por encima. Quería ir a ayudar al tren pero no me dejaban, bueno ni a mí ni a nadie que estuviese herido. Vuelve a sonar mi móvil y era mi prima preguntándome donde estaba, yo les dije que se esperaran que iba yo a por ellos. Colgué y miré a Miriam mientras la curaban. Salí corriendo buscando a mi prima hasta que vi a Carlos, corrí hacía ellos.

Ana: ¡Marta!
Marta vino corriendo hacía a mí con Carlos, Álvaro y Blas.
Ana: está allí.
Blas: pero amor, ¡Vas toda ensangrentada! ¿Toda esa sangre es tuya? –pregunta preocupado mirando la camiseta-.
Ana: no, no. Es de Miriam.
Álvaro: ¿¡Dónde está!? –dice casi gritando-.
Ana: allí, allí, vamos.
Me dirigí con los chicos detrás de mí hasta dónde estaba Miriam, que por suerte seguía ahí y no se la había llevado al hospital aún. Ya no tenía ni una manchita de sangre, seguía desmayada con una enfermera voluntaria que la cuidaba a la que mirábamos todos ansiosos para que nos dijera su estado.

Enfermera: ¿Son familiares de Miriam?
Álvaro: ¡Sí!
Marta: ¿Cómo está?
Enfermera: a ver, la tenemos que llevar al hospital para dejarla en observación pero realmente fue el simple golpe y la sangre, no fue tanto. Sigue desmayada pero es normal.

Las palabras de esta chicas me han hecho calmarme. Estaba muy asustada por lo que ha pasado pero saber que Miriam se pondrá bien y que en realidad no es tanto me calma un poco.
“32 muertos y 45 heridos” escucho de fondo y me giro al momento  a ver quien lo decía: unos médicos. Madre mía. Ni si quiera estoy siendo consciente de que Blas me está abrazando por la espalda. Me giro y le abrazo. Él se llevaba una chaqueta finita de chándal en la mano y me la puso por encima y me saco la toalla.

Blas: ya está, ya ha pasado –susurra-.
Ana: yo podía haber estado ahí… yo podía haber sido una de esas 32 personas y no poder ver –se me cortan las palabras a lo que iba a decir-.
Blas: -me abraza más fuerte- shhh, no pienses eso. Estas bien, me verás siempre, y Miriam está bien ¿Vale? No pienses más –y me da un beso suave en la cabeza-.

Después de un rato llevan a Miriam al hospital y Álvaro la acompaña en la ambulancia, aunque ella aún no se ha despertado. Vamos a preguntar por las maletas y nos dicen que ya habían sacado unas cuantas, las de los vagones que apenas habían sido afectados, así que cómo el nuestro había sido uno de los menos nos acercamos a ver si estaban nuestras maletas. Buscamos en las del cagón 10, ahí íbamos nosotras. De mientras muchas melodías de móviles distintas no paraban de sonar en las maletas: familiares llamando a sus seres queridos para saber si seguían vivos. Se me revuelve todo el estómago y cogemos rápido nuestras maletas que están aquí ya y vamos a por el coche de Carlos.
Nos dejan a Blas  y a mí en su casa para que me pueda ducharme y Carlos y Marta van al hospital para el hospital.
Bajamos las maletas del coche y Blas lleva la mía y yo la de Miriam. Subimos a su piso.

Ana: Blas te he manchado toda la chaqueta de sangre… -digo con la chaqueta en la mano-.
Blas: no te preocupes, no pasada nada –dice acercándose a mí y cogiendo la chaqueta-.
Ana: te la lavo, dame.
Blas: no te preocupes, de verdad. Ves a ducharte.
Ana: lo siento, siento todo lo que ha pasado estas últimas semanas –y rompo a llorar, era la única manera de desahogarme-.
Blas: Ana. Ana, mírame –me coge del mentón y hace que lo mire- no te disculpes, te lo dije antes en la estación. No tienes ni que sentir nada, ni arrepentirte, ni disculparte ni sentirte culpable ni nada.
Ana: pero todo podía haber sido tan distinto…
Blas: pero las cosas pasan así porque tienen que pasar y ya esta ¿Vale?
Ana: encima me fui cabreada contigo… Esque no pude hacerlo peor, Blas. Entiéndelo, lo hice mal.
Blas: cállate Ana. Para decir idioteces no hables. No hiciste nada mal, te oculté algo que creía que sería mejor así y no lo fue, estabas en tu derecho de cabrearte porque quizá no lo viste desde el mismo punto de vista que yo, porque obviamente no lo vemos igual y no por eso tienes que culparte. Luego pasó lo que pasó.. Y sí, para que engañarnos, si te digo que no lo pasé mal te miento, pero era normal ¿No? Lo extraño hubiese sido que me diese igual.

Cada palabra que decía la analizaba de la mejor forma que podía en ese momento de cacao mental. Tenía razón, y esque otra vez me demostraba que era él el único que me alegraba los días.





¡Hoooola! :D Ya empieza la segunda temporada, he tardado tanto porque en los últimos capítulos de la anterior había gente que me decía que había perdido ese "gusto" al leerla y quería refrescarme la mente, inspirarme bien y plantearme bien la segunda temporada para que volváis (los que se quedaban así) a que cuando leáis no os quedéis con mal sabor de boca. No dudéis en comentarme que tal el primer capítulo por Twitter, Ask.. Dónde sea :) al fin y al cabo los comentarios son los que me hacen tirarme para un lado o para otroa al momento de escribir (no es lo mismo que notes que no te lee ni Dios a que te comenten y sí jaja ¡También subiré la novela entera a Wattpad y pondré el link en el segundo capítulo (que lo seguiré subiendo los Martes) por si a alguien le va mejor leer por ahí. Dicho este parrafote, cuidaaaaros♥

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