martes, 4 de febrero de 2014

Capitulo 26

Tocan al timbre.

Blas: -mira a Carlos-.
Carlos: soy una tumba.

Blas va abrir la puerta.
Nos abre la puerta Blas, lo saludamos y a mi me abraza fuerte, no se por qué. Entramos al salón y ahí están los chicos, sonrientes, felices pero ¿Por qué? 
Nos acomodamos todos en el salón y como no, Marta saca el tema de la reunión.

Marta: oye y ¿Qué os han dicho en la reunión?
Hay un silencio algo incomodo pero no entiendo por qué, no entiendo nada.
Ana: ¿Hola? Os han hecho una pregunta.
Carlos: nada, nos han hablado sobre el concierto del otro día y eso, nada importante.
Yo miro a Carlos y el brillo de sus ojos no es normal, este está muy feliz y no se debe a lo del otro día, si no a algo más. Miro a Blas atentamente a los ojos y veo como le brillan el también esta feliz pero algo le falla.
Blas: -se da cuenta de que lo estoy mirando y me sonríe-.
Ana: ¿Todo bien? –le digo únicamente moviendo los labios, él está en frente de mí-.
Blas: -me asiente con la cabeza, sonriendo-.
Miriam: ¿Sólo os han llamado para eso?
Álvaro: sí, sólo eso –sonríe-.
Dani: ¿Os creéis que si fuese otra cosa no os lo diríamos?
Dani, cariño, te acabas de delatar. No voy a decir ni a pedir explicaciones ahora. Lo haré luego con Blas.
David: claro, ¡Os lo diríamos!
Blas: ha empezado a llover –intenta cambiar de tema hablando del tiempo, me río-.
David: ala, pues llamamos al Telepizza ¿No? Qué para ir a buscarlas y todo…
Blas: sí, voy a la cocina que tengo allí el número –se levanta-.
Carlos me mira y me pone una cara como diciendo “No me crees ¿Cierto?” y esque a él le conozco demasiado también. Me levanto y voy hacía la cocina.
Dani: Ana, en la encimera hace daño, experiencia.
Ana: -lo miro y me río- que idiota.
David: no hace falta que nos expliques tus experiencias sexuales, tío.

Entro a la cocina y Blas esta al teléfono con los de Telepizza. Me sonríe.

Blas: ¿Qué quieres? –me dice susurrando-.
Ana: agua. –respondo en tono desagradable, dios ¿puedo ser más idiota?-.
Blas: -me mira con cara rara y sigue hablando con los de Telepizza-.

Me lleno un vaso de agua, que en realidad ni quiero, y me lo bebo buchito a buchito esperando a que Blas termine de hablar por teléfono. Después de unos dos minutos interminables cuelga el teléfono.

Blas: -deja el teléfono en la encimera- ¿Qué pasa amor? ¿Qué pasa? –se acerca a mi y no sabes si abrazarme, tocarme el brazo o simplemente no hacer nada y opta por la primera opción. Me abraza fuerte y me da un beso en la cabeza-.
Ana: -es irresistible no abrazarlo a veces y este es uno de esos momentos- ¿Por qué no me dices la verdad?
Noto como se paraliza y se pone tenso.
Blas: ¿Qué verdad?
Ana: -me separo- ¿Qué os han dicho en la reunión? ¿Tan importante es para no contarlo?
Blas: no nos han dicho nada.
Ana: a veces creo que piensas que soy gilipollas, de verdad.
Blas: -me mira raro- ¿Qué dices? No pienso eso. –eres más lista de lo que piensas –piensa él-.
Ana: no soporto que me mientan, lo sabes.
Blas: no te estoy mintiendo.
Ana: ¿Qué no?
Blas: ¡Que te estoy diciendo que no! –me dice con la voz un poco alta-.
Ana: no me grites que no te estoy gritando.
Blas: ¡Pero esque no hay nada que contar! –vuelve a decirme con el tono alto-.
Ana: -me lo quedo mirando, no veo a mi Blas… no lo veo- ¡Que no me grites!
Blas: ¡Que no te estoy gritando!

Salgo de la cocina y cojo mi bolso y me voy de ahí sin decir nada a nadie. Estoy teniendo la actitud de una niña pequeña, lo sé. Pero estos temas me tocan mucho la moral, que me mientan en mi puñetera cara no lo aguanto. Camino y camino mientras me mojo por la lluvia. Suena mi móvil y veo:

“Llamada perdida de “Blas<3”
13 whatsapps de 7 conversaciones.

Ni los miro, sigo adelante con mi rabieta de niña de tres años y sin darme cuenta pasa todo demasiado rápido. Sólo escucho un frenazo de un coche, un grito, unas luces que se acercan a mí a toda velocidad y lo único que me viene a la menta es la imagen de mi Blas, mi niño. Ya esta. No veo nada, no siento nada, me duermo.

*Narrador externo*

En casa de Blas suena el móvil de Marta.

Blas: cógelo a ver si es Ana –dice con cierta desesperación, tenía un mal presentimiento-.

*conexión telefónica*

X: ¿Marta?
Marta: sí, soy yo. ¿Con quién hablo?
X: con la policía. Mire, ¿Es usted prima de Ana?
Marta: sí ¿Qué pasa? –dice con cara de preocupación - ¿Esta bien?
Blas: -se le abren los ojos como platos, la sangre le fluye muy rápido por las venas, se levanta-.
Policía: mire, no se asuste pero su prima ha tenido un accidente, la han atropellado –
Marta: ¿Qué? ¿Qué? ¿En qué hospital esta?
Policía: (nombre de hospital), la están llevando a urgencias vayan allí y pregunte por ella, les informarán.
Marta: muchas gracias.
Policía: espero que todo este bien, adiós.

*fin de conexión telefónica*

Marta: -se queda mirando a un punto fijo-.
Blas: ¿¡Qué pasa Marta!? ¿¡Qué pasa!? –dice con una desesperación notable-.
Marta: han atropellado a Ana.
Blas: ¿¡Qué!? –alarga las “e” infinitamente-.
Carlos: ¿Qué dices? ¿Dónde esta?
Marta: (nombre de hospital).
Blas: ¿¡Cómo esta!?
Marta: no lo sé, no lo sé Blas –rompe a llorar-.
David: Blas, porfavor, cálmate.
Carlos: vamos para el hospital, ya.
Blas: -coge las llaves de su coche-.
Dani: Blas, vente conmigo tú, ¿Cómo vas a conducir?
David: o en el mío si queréis.
Blas: vámonos ya porfavor, donde sea pero vámonos –dice con los ojos llenos de lágrimas-.

*Narra Blas*

Quiero irme, quiero ir a ver a mi Ana ¿Cómo estará? Encima se fue cabreada. No mi amor. Estás bien ¿A qué sí? Dime que sí. Dímelo.

Voy con Dani y Carlos en el coche de Dani, no paro de moverme, necesito llegar ya. Noto como la sangre me fluye a toda prisa por el cuerpo, noto como la cabeza me hace presión. Después de un eterno viaje para mí, llegamos al hospital.
Carlos se baja conmigo mientras Dani va a aparcar. Una vez dentro, desesperado ya, me dirijo al mostrador a preguntar dónde y como esta mi Ana.

Blas: perdone, ¿Ha llegado una paciente llamada Ana?
Administrativa: creo que la están entrando ahora mismo por la puerta de detrás.
Blas: déjenme verla, porfavor.
Administrativa: -me mira, ve mi desesperación y habla con un enfermero-.
Carlos: venga Blas, cálmate, todo va a estar bien.
Blas: -miro a Carlos, noto su preocupación también-.
Carlos: no llores, hermano. De verdad, todo estará bien.
Viene la administrativa.
Admin: mire acompáñelo a él y antes de que entre a quirófano la podrá ver.
¿Quirófano? Miro a Carlos, creo que, con la cara mas asustada que he tenido nunca, él sólo me dice “ves, ves y dile que la queremos, es fuerte, lo sabes.” Y sigo al señor vestido de blanco que me lleva hacia las ambulancias y veo como bajan a mi Ana en una camilla a toda prisa. Me quedo parado, no soy capaz de dar un paso más. Está llena de sangre, intento con todas mis fuerzas acercarme a ella y tocarle un enfermero me lo impide.
Enfermero: tendrá que esperar en la sala de espera, señor lo siento. Esta muy grave.
Blas: porfavor, déjeme acercarme, porfavor.
Enfermero: -creo que ha notado mi desesperación, como para no hacerlo, se paran esperando a un ascensor y él se aparta y deja que me acerque a mi niña-.

La miro, la contemplo, le toco la mano y veo que no lleva el anillo que le regale ¿Se lo abra quitado ella? Recuerdo que se fue enfada de casa y no puedo evitar que lagrimas resbalen por mis mejillas, le estoy agarrando fuerte la mano, “Ana, eres fuerte, lo sé, despierta, todos te queremos” le digo pero ella sigue con los ojos cerrados, sin decirme nada.
Se le llevan. Veo como meten a la mujer que más quiero dentro de un ascensor mientras tiene el suero puesto, la cara llena de sangre y con los ojos cerrados.
Viene otro enfermera con las cosas de Ana en la mano.

Enfermera: disculpe, esto es de ella –me estira su bolso-.
Blas: -lo cojo- gracias.
Enfermera: se pondrá bien, tranquilo.
Blas: ¿Usted cree?
Enfermera: sí, ahora tiene que ir a la sala de espera.
Blas: gracias.
Me dispongo a irme, cuando he pegado unos dos o tres pasos me llama la chica joven otra vez.
Enfermera: ¡Disculpe!
Blas: -me giro con el bolso de Ana entre los brazos-.
Enfermera: tenga, esto también es suyo –me pasa el anillo que le regale-.
Blas: gracias.

Creo que estoy siendo lo más borde que nunca haya existido encima de la tierra, pero sinceramente no me sale estar de otra manera.
Me dirijo a la sala de espera con el bolso entre los brazos y el anillo en mi mano apretandodolo bien fuerte.
Cuando llego ya están todos, sin decir palabra me siento. Verla así me ha producido un sentimiento horroroso.

Marta: ¿Cómo esta Blas? –me dice con la voz tomada de haber llorando-.
Blas: -me encojo de hombros- no lo sé.
Marta: ¿Pero grave?
Blas: sí.
Miriam: ¿Qué le van a hacer?
Blas: no lo sé, no tengo ni idea. No me han dicho nada.
Carlos: ¿La has visto?
Blas: -asiente con la cabeza- sí. Estaba llena de sangre.
Carlos: joder…

Después de un rato bastante largo y eterno  respondiéndoles preguntas que no tengo respuesta decido coger el móvil de Ana de su bolso. Esta mal, pero sé que no le va a importar. Lo desbloqueo y lo primero que veo es su fondo de pantalla, una foto de ella y yo en Ricote, que sonrientes estamos los dos. Que bonita es. Pongo la galería de fotos y empiezo a mirar fotos, tenemos un montón juntos, y tiene muchas con Carlos también, y con Marta y Miriam. Pero sólo con nosotros.
Después de otro largo y eterno rato llega un doctor.

Doctor: familiares de Ana.
Me levanto, y después los demás.
Doctor: -se acerca a nosotros, aunque sólo hay dos personas más en la sala- a ver, la hemos operado, su diagnostico es de dos costillas rotas, un pie roto y… un leve pero alomejor mal golpe en la cabeza.
Blas: ¿Leve pero mal golpe?
Doctor: quizá pierda la memoria.
Blas: ¿Y ESO ES LEVE? –le grito sin saber que cojones hacer-.
Doctor: cálmese, porfavor.
Álvaro: -agarra de un brazo a Blas- Blas, tranquilo.
Doctor: no se sabe, no se sabe si perderá memoria, si lo hará por completo, si sólo lo hará el momento del golpe, si lo hare sólo unos meses. No se puede saber hasta que no despierte.
Marta: ¿Puede entrar alguien a verla?
Doctor: también venia a hablarles de eso. Sólo una persona puede entrar de momento.
Miro a Marta, sé que ella quiere verla.
Blas: entra tú.
Marta: -me mira con cierta cara de asombro- ¿Yo?
Blas: sí, yo ya la vi antes. Entra.
Marta: no, no. Entra tú.
Blas: -niego con la cabeza, sé que ella lo está deseando tanto como yo-.
Marta: -se acerca a mí con los ojos llenos de lagrimas y me habla susurrando- me apuesto lo que sea que ella te va a notar más a ti que a mí, entra, entra y dile que estamos aquí.
Blas: gracias.

Sigo al doctor, me hace ponerme el típico traje de hospital, mira que es feo esto. Me lo pongo tan rápido como puedo y salgo, él me esta esperando. Lo vuelvo a seguir por unos pasillos hasta que llegamos a una puerta.

Doctor: ¿Cómo se llama?
Blas: ¿Yo? Blas.
Doctor: bien Blas, tiene veinte minutos si no se complica nada.
Blas: ¿Se puede complicar algo?
Doctor: siempre se pueden complicar las cosas. Ella aun no ha despertado, esta sedada por lo tanto usted no podrá hablar con ella ¿Sí?
Blas: -asiento con la cabeza-.


El doctor abre la puerta de esa habitación, entro y noto como la cierra. Veo a mi Ana, a mi vida llena de cables, una maquina que la hace que respire, rasguños por todos sitios, suero… ¿Por qué a ella? ¿Por qué? Me acerco rápido, con los ojos llenos de lagrimas, le toco la mano intentando no tocar ninguno de los cables. 



Holiiiis! Otro más, espero que os guste y me lo comentéis por Twitter o Ask! Millones de gracias por leerme :))))))))))))
PD: No sé si la semana que viene podré subir el Martes porque me voy a Madrid para el fin de gira y no sé si lo podré tener terminado! Pero si no es el Martes es el Miércoles o el Jueves!
BESOTEEEEEEEES♥

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